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viernes, 9 de septiembre de 2011

Memoria

Ahora algo puede contarse, aunque algunos detalles deben quedar al margen para proteger a los inocentes.

Dibujo del autor en tinta sobre papel (2006)

Cuentas, memoria mía, ya con años
los que más no tengo, los del pasado;
tú, sabia, embalsamas el pecado,
decoras amores y  desengaños,

como voces pintas lo que son ecos
someros reflejos trocas en luces
no sé si me engañas o me seduces
¡Ah, lujuria de aquellos besos secos!

Por más que sea sincero el olvido
prefiero caer contigo en incesto
sobre el dulce dolor de lo vivido

incierto lecho en el que me acuesto
contigo para escuchar tu latido
que habla del ayer y calla el resto.
                                                                   R.

martes, 26 de julio de 2011

El niño cantero (contra la explotación infantil)


Seis caras negras, seis, tiene tu dado,
sino que te regala amaneceres
sino que te hurta horas y deberes,
en martillo y piedra el lápiz trocado.
Todavía tienes tú que crecer,
todavía no has desayunado
todavía el Sol no ha saludado
y negro sigue así tu amanecer.
Piedra, martillo y fuego tus placeres
niño al fin, saboreas cada bocado
que arrancas a la roca... ¡Las mujeres
madres tuyas, lloran llanto callado!
mientras, humanos y lejanos seres
para seguir, miramos a otro lado.
                                  R.

miércoles, 8 de junio de 2011

SONETO III. A MANUELA (Piedras y flores)


Amor y dolor riman, como rima
llorar con amar. Lo enseñan los años:
palpitan ¡ay! nuestros mayores daños
escondidos en lo que más se estima.

Ya poeta seas o seas campesino
bien sabes de la rosa y sus espinas
de piedras y flores que son vecinas,
que rampa y llano son ambos camino

y que asesino es, al fin, quien da vida.
Pero quien sabe amar, se redime…
¡de ti lo aprendí, maestra querida!

de tu silencio elocuente y sublime
de tu voz, de melodías medida.
De tu mano que aprieta, no oprime.
                                                            R.

viernes, 3 de junio de 2011

SONETO II. A MANUELA (Avena)


Olvidando su horizonte ramplón
sobre los cardos se alza, noble y calma
-metáfora vegetal de tu alma-
como ella, tu pelo del Sol ladrón.
No es bella por ser bella, sino ella
que le pone notas sordas al viento,
lenta canción que susurra lo que siento
al recordar estos años sin mella
de tu amor lento sin razón ni mérito,
que renueva cada día su huella
como guarda la piel, el sol pretérito
y  del mar del sur su sabor a sal:
regalo azul y perpetuo que sella
promesa bisílaba, sin final.   
                                          R.

SONETO IV. A MANUELA (Sin pincel ni lienzo)


Sueñan tejer entre tu pelo un manto,
corolas mil de valles y colinas
pese a las piedras que les son vecinas
-rutina de traspié, arista y canto-

Por rozar tu frente darían la vida
igual que yo por conservar tu amor
(que aún sufriendo frío me dio calor)
¡tu generoso amor de ira dormida!

La artista eres tú: sin pincel ni lienzo
lograste trocar mi desierto en prado
y que cada firma fuese un comienzo

que sea playa ahora mi acantilado
que azahar y jazmín sea lo que fue incienso
¡que cada día despierte enamorado!
                                                R.

SONETO I. A MANUELA (La Esencia)



Quién en ti no vería una flor diosa
cuando te pones al cuello la brisa
y no temería de Agosto la prisa
de tornar en fruto la flor ociosa

Quién no verá en tu boca deliciosa
pétalos, rodeando rojos tu risa
esa música que el cielo requisa
para su campana más melodiosa.

Yo contemplo con ojos asombrados
cómo la Tierra te besa lo pasos
y se curvan las rectas por tocarte.

Ciertamente los más elucubrados
modelos de belleza son escasos
a tu lado, pues tu esencia es el Arte
                                                                  R.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Era Verano

Quiero esa tarde. La que cayó sobre tus hombros, la de azules imposibles. La tarde de parvadas y manos inquietas. (Adriana Reid)
                                        



No siempre la primera vez es  la número uno. Lo que sí sucede, casi siempre, es que se recuerda toda la vida... es decir que se embellece durante toda la vida, como suele hacer la memoria con casi todo. Por eso, para escribir estos dos sonetos, no dejé que pasase mucho tiempo. El justo para "incubarlos".  Espero que te gusten y te traigan también gratos recuerdos a ti.


(I)

¿Te acuerdas? Era verano y oro
y media tarde y jazmín y ¡me ama!.
Era calor y Madrid y mi cama
y calima de amor en cada poro.
Era después un beso como liana,
era mar tu pecho breve en mi mano.
Era el azul del cielo castellano
que te azoraba y bajé la persiana.
Era verano y era también mayo
en el secreto de mi alcoba a solas,
y tarde y jazmín era y florecías.
Amor era,  y era deseo sin fallo
las sábanas eran espuma y olas
y tu cuerpo sobre ellas se mecía.


(II)

Era verano y nosotros y oro,
enamorados y todo tan sencillo.
Recuerdo es la ventana sin visillo
con el que ahora mi soledad decoro.
Estoy aquí solo sin ti, y lloro
y tu ausencia torna el cielo amarillo
y el deseo remacha el estribillo
de soledad con la ventana a coro.
He recordado tu cuerpo desnudo
desafío de amor sobre mi lecho
que ya no admite de ti reemplazo.
Estoy pensando ahora en cómo pudo
pesar y oprimir mi pecho en tu pecho
sin reventar de amor entre tus brazos.
                                                             R.

Sanar de Amor


Ante el celoso mirar de los dioses,
crearemos el amor en un lecho
de cometas y estrellas, al acecho
todas de que tras el amor reposes

descuidada, como cuando descoses
los ajados remiendos de mi pecho,
roto de atravesar el estrecho
desfiladero de tantos adioses.

Si el vértigo feliz de tu cadera,
y el relatir de mi pecho en tus senos
prefacio de mi sanación no fuera

tu descuidado reposo, al menos
logrará que tenga hasta que muera
de tu lento mirar, mis ojos llenos.
                                                     R.