¡HOLA!

UN BLOG SE NUTRE DE VISITAS, COMENTARIOS Y VOTACIONES. ANÍMATE Y DEJA HUELLA EN ÉSTE.
¡AH! Y COMPÁRTELO EN LAS REDES SOCIALES, SI TE GUSTA. GRACIAS

martes, 21 de mayo de 2013

Desconocido (....como Bécquer)







Creen que saben de mí
por cosas vistas en los balcones.
Aran el aire
con palabras
robadas de buzones oxidados;
pero ninguna es cierta
y, a la noche, se encogen
en despachos de paredes con fechas.


Hablan como hablaban,
sin acentos
con plomo
con tedio.
Creen que saben de mí
por mis iniciales del pañuelo.
Andan como andaban
con pasos inciertos
pocos y necios,
de agua negra manchados.
No hay camino que los quiera
ni acera
ni vereda
ni húmedas arenas
ni escalera de cadalso
ni tan siquiera el ajado
portal de los infiernos.
Las huellas malditas de sus malditas palabras
se pierden sin ecos
se van sin vuelos
se borran
como borra el tiempo
la mitad de los recuerdos,
como borra el poeta
desconocidos versos.


Quiméricos seres que me habitan
nacen de sus pesadillas
pero ninguno es cierto
aunque ellos los gritan
con los labios muertos,
en una lengua envejecida.

Nada llevo por dentro
salvo un dolor de aullidos
sordos,
como latidos
de un corazón sin vestidos.

Pero de eso, ellos nada saben
cegados por sus cristales,
aúpan sobre mentiras
cadáveres de verdades.

Cuando voy a encontrar sus miradas,
cuando silba el látigo de mis ganas
y los muebles se vuelven de agua
ninguno muestra su cara;
antifaces de humo a mi diestra,
diafragmas que se cierran.
Por mucho que trabe pestañas
por mucho que mire a la espalda
el cartón de las caretas gana
siempre la jugada.
                                        R.







miércoles, 15 de mayo de 2013

Las voces bellas dejan mejores recuerdos







De soledades dobles se nutre la muerte
cuando otros dolores no le alcanzan.



Él amaba la belleza.
Ella adoraba ser amada.

Escribió en las onduladas paredes
de su habitación repleta de mecedoras:
"Las voces bellas dejan
mejores recuerdos.
Los rostros bellos arrastran
más las miradas
pero hay almas
con un aroma inolvidable".

Amaestraba golondrinas,
en bandadas,
para escribir en el cielo
versos invulnerables.

Tarde aprendió que amar
es más fácil con el invierno
en el futuro, 
cuando todo, menos miedo,
se siente ante un balcón abierto.

Sin posible cura,
él murió de sí mismo.
Ella, de venas azules
de tanto leer en el cielo,
no pudo superarlo.

Un adiós de doble cara
que nadie pronunció.

No hubo duelo.
No había ya recuerdos,
caídos todos en la almohada
de inconexas plumas
que habitaba su cráneo.

El silencio aquel que golpeaba,
la extrema sencillez de ese dolor
de quien ya no ama,
de quien todo lo olvidó.
                                        R.



domingo, 12 de mayo de 2013

Las manos como un torrente





A cierta edad, tienen los recuerdos una mirada de ojos entreabiertos, los párpados caídos, el vidrio húmedo del que sabe lo que los viejos saben (R.)







La determinación de amar
te arrastró toda tu vida,
cinceló toda tu suerte
rebosante de idolatría.

Eras un llegar sin avisar
un final de olvidos.

Una risa tormentosa te adornaba
un relumbrón precediendo siempre
la carcajada.

El pecho se te hacía dunas
de rubia arena sobre la cama
y tu voz era de espuma
en la madrugada.
Decías con palabras
ruidosas como palomas
que nunca hay nada que perder
salvo la vida.
Al decirlas, sin querer movías
las manos como un torrente.

Tus invencibles ojos
y tus labios cálidos
ya no contemplan
ni dicen auroras,
ahora eres sólo un recuerdo
 como la llama
de una lumbre que se apaga;
ya no atrapas las miradas
cuando bajan los párpados
llamando al sueño.


                                   R.